sábado, 19 de marzo de 2011

GRACIAS POR LA MÚSICA


Me encanta la música, desde niña, desde que tengo uso de razón. Siempre me acompaña, día a día, en todo momento.

La música nos transmite y genera emociones, al igual que nos sucede con un cuento o con un poema: me hace llorar, me hace amar, me hace reir, me hace sentir eufórica o melancólica. Es por ello que elijo una música determinada para cuando salgo de fiesta, para cuando estoy en la soledad de mi sofá...

Es increible cómo la música tiene la capacidad de trasladarnos en el espacio y en el tiempo, pues una canción determinada puede hacernos recordar momentos concretos que ya no se te olvidan en toda la vida. Por ejemplo, a mí la canción "Quisiera ser un pez" de Juan Luis Guerra siempre me traslada a aquel viaje de fin de curso que hice a Asturias y a Santander en 8º de EGB, y lo mismo me sucede con innumerables melodías.

Adoro la música, no podría vivir sin ella, me encanta escucharla y practicarla, porque ciertamente, me encanta cantar. Como soy filóloga, me gustaría hacer una pequeña analogía entre la música y el lenguaje. Pienso que con la música viene a suceder algo parecido a lo que ocurre con el lenguaje: alguien sin saber nada de gramática puede hablar con absoluta corrección una lengua, puede ser un gran poeta o puede expresar sus pensamientos o emociones con soltura a través de la palabra. Los hablantes conocen, sin ser realmente conscientes de ello, las reglas gramaticales del lenguaje. Con la música sucede lo mismo, porque yo, sin conocer conscientemente las "reglas" según actúa, puedo perfectamente hacerle el alto a una canción, o el bajo, o una segunda voz...
Finalizando con esta reflexión, os recomiendo que escucheis la canción de ABBA "Gracias por la música". ¡Hasta pronto!

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