miércoles, 11 de mayo de 2016

ESTE AÑO SERÁ DIFERENTE

     


     
     Me resulta muy difícil hablar de ti porque mis sentimientos abarcan más que las palabras. Es indescriptible narrar el vacío tan grande que nos has dejado porque dentro de tu prudencia, dentro de tu discreción, lo llenabas todo.
       Ha sido muy duro contemplar toda tu decadencia estos últimos años, observar cómo te ibas apagando como una velita. Pero tu bondad y tu grandeza como persona nunca decayeron porque aunque ya los últimos meses no eras “tu” siempre tenías una palabra cariñosa o una mirada amable.
      Me enorgullece haberte tenido de abuela, cuánta gente me ha hablado bien de ti, siempre ayudando a todo aquel que le hiciera falta.
       Amante de tu pueblo y de todas sus tradiciones y por supuesto de tu Virgen de Aguas Santas a la que amabas inmensamente. El calendario no tenía estaciones del año, todo giraba en torno al día de la Romería del Convento. Como tu decías: “Ea, ya van a estar aquí las navidades, y en cuanto pasen, ya llega la Semana Santa y después el Convento, ya va a estar aquí, ya no queda nada…
     Y llegaba ese día y eras inmensamente felíz. Desde que te levantabas a las cinco de la madrugada para preparar los termos de café y para organizar toda la comida que tenían que llevarse a la caseta… Estabas en todo.
       No te faltaba un detalle, llevabas semanas pensando el vestido que ibas a ponerte, y cada vez que íbamos a tu casa nos llevabas a tu habitación, nos abrías tu ropero y nos enseñabas el vestido que te habías comprado: “Mira qué bonito, ¿Te gusta? Es muy fresquito y muy cómodo. Y mira los zapatos que cómodos son…”
       Eras única abuela, lo que disfrutabas durante todo el día, y ese disfrute nos lo transmitías a todos. Ya nada será igual.
     Iremos al Convento pero ya nada será igual sin ti aunque tú estarás allí, de eso estoy segura. Estarás caminando delante de la carreta como siempre, con tu medalla y tus moñitas de la Virgen colgadas al cuello, estarás escuchando la misa como cada año, estarás en la caseta agradando a todo el mundo, cuidándonos a todos…
        Cuando terminaba el día decías: “Ea ya hasta el año que viene si Dios quiere”. Este año Dios no ha querido porque ha preferido que lo veas desde un palco especial en el Cielo. Allí vivirás tu Convento seguro, junto al abuelo Manolito al que tanto adorabas. Pero nosotros aquí te echaremos muchísimo de menos. Ya nada será igual...
        Te queremos mucho abuela!!!