sábado, 16 de julio de 2011


Esta semana llego a la escritura de esta columna saturada de escribir en el ordenador y ebria de ocurrencias que no van a ninguna parte.
Quiero escribir, pero no se me ocurre nada, y escribo lo que estoy escribiendo, es decir , nada, aunque ciertamente no es nada, es algo.
Escribo lo que en este momento se posa en mi mente. Escribir no es nada fácil, a veces necesito un diccionario, o la propia gramática, incluso ciertas personas pueden echarme una mano, aunque sin ser conscientes de ello, pero en esencia, me suelo apañar sola.
Nadie me obliga a escribir, pero lo hago incluso cuando no tengo nada que contar, como ahora.
Hoy es un día muerto, de esos días que... ni fú ni fá, ni sí ni no... un día como otro cualquiera, sin nada nuevo, sin sorpresas... un día tonto, un día simple, un día de esos que realmente podría prescindir de él, nada nuevo, nada bueno, nada malo, nada en mi mente, nada en mis manos.
Pero os lo cuento, aquí lo plasmo, y así mato el tiempo, espero que os guste, son mis pensamientos, y ya ves, sin planteármelo, ya he escrito un fragmento.
Ciertamente también necesitamos días como éste.